Hola, soy Lydia!
Me cuesta muchísimo hablar sobre mí, más que nada porque tengo la sensación de no saber aún quién soy, pero creo que cada día me descubro un poco más, así que te contaré algunas cosas: Llegué al mundo un 21 de marzo. Me gusta pensar que haber nacido el mismo día que comienza la primavera tiene mucho que ver en mi amor por las flores, mi sensibilidad y mi odio al frío. Amo la luz, a veces llego tarde a los sitios por quedarme jugando con las sombras, casi siempre llevo encima alguna compacta analógica y no concibo la vida sin música, así que voy creando listas cada año y para cada momento a modo de banda sonora. Los atardeceres hacen que me quede sin habla, el mar me cura y me calma, me apasionan las conversaciones honestas, me flipan las personas que no tienen miedo de mostrarse vulnerables, creo que los abrazos pueden salvar y que sin el amor no somos nada.
Estudié Laboratorio de Imagen casi por casualidad y allí empecé a entender cómo funciona la luz y se inició mi mirada en blanco y negro, pero mi amor por la fotografía ya estaba ahí, desde muy pequeña, cuando cada pocos meses sacaba la caja de fotografías y los álbumes de mis padres y ese acto acababa por juntar a la familia para recordar momentos vividos. Luego pasé a llevar siempre una cámara encima y a ser yo quien generaba esos recuerdos. Quizá mi estúpida falta de memoria sea la que me lleva a querer hacer fotos siempre de todo y todos para asegurarme de tener un lugar al que volver.
Los autorretratos llegaron un poco más tarde, en un momento en el que me había perdido y necesitaba volver a mí. Cuando me miraba al espejo tenía la sensación de ver a una desconocida, así que se me ocurrió que si me fotografiaba, a fuerza de mirarme una y otra vez, acabaría por dejar de ver esa imagen como si fuera ajena a mí. Planté delante mía un trípode, una cámara y ahícomenzó esta aventura de aprender a verme, reconocerme y aceptarme. Y no, las primeras fotos que salieron de ahí tampoco me gustaron, además de lo difícil que me resultaba enfocar y encuadrar sin tener ningún mando a distancia, app en el móvil ni nada así. Hablamos de 2011 y de una Canon bastante básica.
Contra todo pronóstico, resulta que lo de hacerme fotos para aceptar mi imagen funcionó y empezó a convertirse además en mi forma de dejar salir mis emociones. Más tarde llegó la escritura para acompañar mis autorretratos y se convirtieron en mi forma de expresión y de compartirme con el mundo.
Entendí que la fotografía podía ser una maravillosa herramienta de autoconocimiento, y fue ahí cuando decidí compartirla, ponerla al servicio de los demás y crear las Sesiones Íntimas, que creo que es el servicio más especial y el que más disfruto. Si quieres conocerlas más a fondo, he dejado un apartado para explicarte en qué consisten con más detalle. Y si después de todo esto, aún quieres conocer más de mí, puedes asomarte por mi Instagram a cotillear siempre que te apetezca, quedarte si te gusta lo que ves, o preguntarme cualquier cosa mediante mail o mensaje directo. ¡Estoy justo aquí!